jueves, 15 de agosto de 2013

Días de rodaje


Durante el rodaje de LCdS hubo momentos para todo. Y para absolutamente de todo. Y las máscaras de Ocho y Pollo, sobre todo la de Pollo, eran muy buscadas por prácticamente todo el equipo para lograr esa foto/trofeo que llevarnos a casa. 

jueves, 27 de junio de 2013

Los caminos del Señor son inescrutables. Pero del todo, vamos.

Vaya por delante que todos tenemos claro que la cabeza del señor David Hierro se mueve en el delgado límite existente entre algún resquicio de coherencia y la locura más absoluta. Pues tocó locura.

Un buen día se presentó David con un relato sobre ángeles, mafiosos, asaltantes de casas, fiscales de Dios, sexo explícito… un imaginario y unos personajes que se mezclan en un potaje imposible a todas luces, pero que David consigue hilvanar en una historia loca y atractiva. ¡O al menos eso le dijimos!

Sin necesidad de hacer un desglose de guión ya vemos que el relato incluye un montón de personajes, figurantes y localizaciones diferentes, armas de fuego, sangre, tiroteos y líneas de diálogo infinitas. Pero no, ¿por qué asustarse? ¡Vamos a convertirlo en cortometraje, venga!. ¿Cómo? Pues no lo sabemos, pero hagámoslo. Nosotros somos así, del género impulsivo.

Ya metidos en el ajo, David consigue desplegar esa magia hipnótica mediante la cual sería capaz de convencer a los Slipknot de hacer un dueto con Hannah Montana. Finalmente Hannah desistió por problemas de agenda, pero David consiguió una legión de colaboradores dispuestos a participar como actores, figurantes, técnico de sonido, maquilladora, un pub en pleno Eixample, una casa en Lliçà, efectos especiales y varias pistolas que una vez acabado el rodaje, seguían generando dudas sobre su autenticidad.

En definitiva, sin saber ni cómo, se vieron reunidos una treintena de individuos, la gran mayoría sin experiencia previa en el mundillo del cine, pero dispuestos a darlo todo por llevar adelante la película más absurda jamás filmada, con permiso de "Amanece que no es poco". Lo que comenzó siendo una gamberrada de serie B, fue degradándose poco a poco a serie C, D, E… y una vez llegados a postproducción, posiblemente consiga la categoría de serie Z en regional preferente.

¿Pero a quién le importa el resultado? Bueno, suponemos que que debe tener alguna importancia, pero vamos a remitirnos a ese dicho sabio y popular que reza "que nos quiten lo bailao". Porque pasarlo bien, lo pasamos. Reirnos, nos reímos. Comer, comimos como auténticos vikingos porque alguien del reparto hacía unas croquetas del tamaño de sandías, que estaban estupendas. Amen de la tortilla de patatas, embutidos y cantidades ingentes de cerveza. Aquello era lo más parecido a una convención gastronómico-psicodélica, porque comerte unos pistachos con San Gabriel a un lado y un mafioso de la costa levantina al otro, tiene su qué.

En definitiva, durante unos días jugamos a hacer cine. Y aunque pueda sorprender leer esto, el modo de hacerlo fue muy parecido al cine de verdad. Porque hubo luces, cámaras y mucha acción. Hubo llamadas de "silencio, rodamos", lecturas de claqueta con toma uno, dos, tres… y dieciocho en algún caso. Hubo cambios de lentes, de vestuario, maquillaje y sangre. También hubo catarsis colectiva en el momento en que aparecieron "los fiscales de Dios" en el set de rodaje, con sus espectaculares trajes blancos magníficamente diseñados por Aïda. O momentos de concentración absoluta cuando Ignasi respondía con su "sonido dentro", o David y Mireia organizando la logística con precisión casi germánica. Hubo profesionalidad, mucha profesionalidad de Alba en el impecable seguimiento y anotación de todos los planos, tomas y escenas que han sido vitales en la postproducción. Y sobre todo, mucha implicación y trabajo de todo el equipo técnico y colaboradores, que fueron muchísimos.



Mención aparte para los actores, que muchos de ellos, de hecho todos salvo un par de excepciones, nunca habían actuado ante una cámara. El nivel de energía que nos regalaron fue bestial. El nivel de esfuerzo para memorizar y aprenderse de carrerilla las líneas de diálogo, encomiable. Y sobre todo, la capacidad de entrega y paciencia en el momento de repetir hasta el aburrimiento algunas escenas, sin desfallecer y a pesar de que el director se empeñaba en decir una y otra vez que la toma era buena. Pero que la repetíamos.

En definitiva, después de algunos meses, más de los deseados, el proceso está llegando a su fin, casi acabada la postproducción. Francamente, no sé cual será el resultado. Sé que resulta sorprendente, después de haber visto el montaje hasta la saciedad y de haber hecho mil cambios, retoques, arreglos. A pesar de todo eso, confieso que en el momento en que me siente junto al resto del equipo para ver el estreno, con una cerveza en la mano y completamente acojonado, tendré la sensación de ver la película por primera vez y será en ese momento cuando tendré una visión real del resultado.

Estoy seguro de que técnicamente me horrorizará, que todos veremos cien mil fallos de montaje, de ritmo, de sonido, de actuación… muchos pensaremos que éste o aquel plano deberían haberse rodado de nuevo y que algunos pensaréis que si os hubiesen dado la oportunidad de repetir esa toma, habría quedado mucho mejor. Técnicamente es un pequeño calvario por el que tenemos que pasar todos. Esa sensación de "me esperaba mucho más".  Les ocurre hasta a los grandes profesionales.

Pero también sé que la próxima vez saldrá mucho mejor y sobre todo, que por unos días un grupo de locos conseguimos llevar a cabo algo totalmente imposible. Que jugamos a hacer cine, del de verdad, del de la claqueta y el "silencio, rodamos". Y que durante esos días, todos, absolutamente todos, desde los actores principales hasta el más modesto y ocasional de los colaboradores, compartimos un nivel de entusiasmo, entrega y energía que para sí lo quisieran las mejores productoras de cine de este país.

No sé qué ocurrirá con Los Caminos una vez estrenado y pasados unos meses. Probablemente volveremos a ver la película de vez en cuando y nos reiremos, o bien desearemos olvidarla cuanto antes y centrarnos en nuevos proyectos. Lo que sí tengo claro es que siempre me voy a sentir un privilegiado por haber tenido la oportunidad de compartir esta experiencia con todo el equipo de gente que ha participado en Los Caminos.

Nos vemos en la alfombra roja y aunque seamos protagonistas de una película de serie B, o Z, o vaya usted a saber, vamos a pisarla orgullosos.

Abrazos a todos los Caminantes.

jueves, 9 de mayo de 2013

Noches eternas

Cuando hace una eternidad que no duermes, desarrollas toda una serie de maravillosas pasiones. Pasión por la música, pasión por la literatura, pasión por el arte, pasión por la belleza... 


Lo malo es que, del mismo modo, andar despierto por las noches, todas las noches, ocasiona de vez en cuando algún que otro jodido quebradero de cabeza. Nada grave, ¿eh?. Nada es nunca lo suficientemente grave. De hecho, hasta la llegada el día del Juicio Final, nada será realmente chungo...

miércoles, 8 de mayo de 2013

lunes, 6 de mayo de 2013

Oscuras intenciones


"La noche es perfecta. Con una luna y unas estrellas que pondrían el vello de punta a cualquier astrónomo aficionado. Se oyen grillos. O cigarras. O bichos. Y también algún que otro perro con síndrome de Can Cerbero. Pero nada de lobos. El coche se acerca despacio a la casa. Muy despacio. Porque la casa es el objetivo de los ocupantes del coche. Y el automóvil se para. Un coche oscuro, repleto de oscuras intenciones. Para compensar la situación cósmicamente, en la casa pueden apreciarse dos tenues luces..."

"Pollo y Ocho" by Tarifeño

viernes, 3 de mayo de 2013

Purificación


"La ducha tal vez no sirva para lavar todos nuestros pecados, que son muchos, pero hace que nos sintamos mejor." Gabriel...

El Columpio


Me gusta estar aquí, sentado en este banco del parque mientras la nieve cae sobre mis orejas. Tengo las orejas grandes como Dumbo. Dios tiene un extraño sentido del humor. Algunas veces es tan teatral… Me subo el cuello del abrigo para empatizar con mi entorno. Pero no hay nadie. Me gusta la soledad.

La niña se acerca al columpio, gesticulando. Sonríe divertida. Cualquiera que la vea pensará que habla sola. Pero como ya dije, no hay nadie en el parque. Bueno, estoy yo. Pero ella no puede verme. Yo la observo atentamente. Esos ricitos dorados. Ese lacito rosa. Ese vestidito tan corto. Esas braguitas tan blancas. Me gusta ver cómo se balancea en el columpio. Arriba, abajo… arriba, abajo…

Tal y como estaba previsto, aparecen los cuatro niños en el parque. A pesar de tener tan sólo ocho años, son unos hijos de la gran puta. Unos apestosos cabrones que pasean su brutalidad infantil disfrazada de falsa inocencia. A mi no me engañan, por supuesto. Llevan la maldad en el alma. Son grandes tiempos para el lado oscuro… Yoda está jodido.

Los niñatos zarandean a la pequeña. Le gritan. La golpean. La niña cae sobre la fría nieve. Son “tan” valientes estos niños… Seguramente, cualquier subnormal con estudios en psicología justificaría su comportamiento echándole la culpa a sus padres, a sus educadores, al Alcalde, al Papa de Roma e incluso al mismísimo David Bisbal. Porque a la gente le asusta pensar que el Mal está presente en algunas personas, por muy niños que sean.

La niña está llorando cuando se hace un silencio sepulcral. El columpio sale brutalmente despedido contra la cabeza del hijo de puta jefe y queda partida literalmente en dos. Los otros tres dejan de ser tan valientes, porque nunca lo fueron. Bastardos. La niña sonríe y le habla al columpio, que golpea como un tentáculo enloquecido todas y cada una de las cabecitas huecas que quedan en pie. Alguno hasta tiene tiempo de mearse antes de morir. Los tres acaban mezclando su sangre roja con el blanco de la nieve en un macabro espectáculo de contrastes.

Me levanto del banco. La niña se da cuenta de mí presencia y se pone en pie, quitándose la nieve de su vestidito. Me mira asustada y deja de sonreir. Me acerco hasta el columpio. Le paso mi mano por el pelo.

- Lo siento, niña. Pero él se viene conmigo…

Ofrezco mi mano a su difunto hermano que me mira satisfecho. Sabe que su venganza le llevará conmigo al Infierno. Pero también está al corriente de que los hijos de la gran puta que lo mataron “accidentalmente” nos acompañarán. Y sabe que me dan asco. Y eso le gusta. Y sonríe. Y a mí me encanta la sonrisa del pequeño. Y me encantan las historias con final feliz. Qué cojones… Soy un jodido romántico…

Escena 21

Miradas

"Miradas" by Tarifeño

Los dados de Dios VII

JARDÍN DEL EDÉN, más allá del tiempo y del espacio...

- Me siento muy extraño – dijo Maddah, tocándose con sumo cuidado cada palmo de su anatomía. Sin mis alas es como si estuviera desnudo…
- Eso es porque estás desnudo, idiota… y deja me mirarme las tetas, que me pones de los nervios – contestó Habbeh, antes de mordisquear una manzana.

Human Trash III


Roc coge una botella, inseguro de lo que debe hacer con ella al estar vacía por dentro, y la acerca al torno. Sin saber cómo, empieza a tallar en el vidrio el primer recuerdo que pasa por su mente. Es un recuerdo triste. Razonablemente malo. Y difícil de pulir. Una vez terminado ese recuerdo, siente la necesidad de coger otra botella y tallar el segundo recuerdo, un recuerdo tan absurdo que inunda sus ojos de lágrimas. Cada recuerdo tallado en vidrio genera la imperiosa necesidad de empezar a grabar el siguiente. Talla uno tras otro todos y cada uno de los recuerdos que le curtieron el alma. Y los que se la jodieron. El espacio y el tiempo se fusionan en la mente de Roc, dejando de fluir o fluyendo a velocidad lumínica. Incansable, Roc consigue terminar con todas las botellas. Es entonces, después de casi una eternidad, cuando Reciclator vuelve.

- Un trabajo formidable señor Radio Cassette. Impresionante – sentencia Reciclator.
- Me llamo Roc, señor – contesta el muchacho con humildad.
- Roc, sí, claro. Ahora señor Roc, seleccione de todos sus recuerdos grabados los peores... no los malos, los que realmente le han jodido la vida... y láncelos contra esta bonita pared de ahí – ordena Reciclator.
- Pero... pero se romperán... - aporta Roc.
- Es usted un observador nato de las leyes físicas de la naturaleza ¿Se romperán? Pues claro que se romperán, idiota. De eso se trata. De romperlos. De eliminar los putos recuerdos de mierda para poder acabar de una vez por todas su jodido reciclaje y enviarlo de vuelta a la realidad de donde vino... Lo antes posible... Rompa sus peores recuerdos, señor Roc.

Roc selecciona cuidadosamente las botellas grabadas con sus peores pesadillas, sus peores momentos, sus recuerdos de mierda. Y los lanza, uno a uno, contra la pared, destrozando en mil pedazos cada uno de ellos. Y entra en un estado de euforia. Y enloquece lanzando sus peores recuerdos contra la jodida pared. Al cabo de un rato. Cuando termina, se siente un hombre distinto...

- Tome. Ahora me barre todo este estropicio que ha organizado – le dice Reciclator ofreciéndole una escoba.
- ¿Qué? - responde Roc incrédulo.
- Que barra, coño. Que ha dejado todo esto hecho una mierda...

Roc barre sus pésimos recuerdos lentamente, hechos trizas, arrinconándolos en una de las esquinas del lugar. Más tarde aparecen unos tipos muy grandes que los meten en dos carretillas. Reciclator se acerca nuevamente a Roc:

- Con los residuos del vidrio, hacemos una especie de sopa donde introducen a todos aquellos que no superan el proceso de reciclaje. Una sopa deliciosamente caliente...
- Aaah – contesta Roc.
- Te vas – le dice Reciclator con una sonrisa.
-¿Cómo? - pregunta Roc
- Así – contesta Reciclator dándole una enorme ostia que le cruza la cara.

ROC abre los ojos y ve claramente el techo de su casa. Se toca la mejilla. Sabe que ha pasado algo muy grande pero no tiene ni idea de lo que ha sido. Mira hacia la mesilla de noche donde siempre ha tenido un despertador. Son las ocho de la mañana. No recuerda qué día es. Su mente lucha incansable contra algo que no sabe reconocer. Y pierde. Roc trata desesperadamente de saber qué pasa pero sigue sin pasarle nada. Nada malo. No siente dolor en su corazón. Y eso le hace jodidamente feliz. Sonríe. Vuelve a mirar hacia su mesita de noche y entonces la ve. Una botella de vidrio grabado con un tipo que le sonríe. Y cuando trata de levantarse para cogerla, una mano dulce, tierna y delicada le agarra por el pelo estirándole salvajemente mientras le suplica:

- Quédate un poco más, cariño... hoy es Domingo de Resurrección...

Deva was here

"Deva and Michelle" by Sandesu

Human Trash II


Reciclator lleva a Roc a un lugar extrañamente familiar, decorado por un interiorista que tuvo alguna pesadilla sobre un taller artesano o un laberinto con muchoes Minotauros. O ambas cosas. Roc observa a varias personas trabajando en el lugar. Los trabajadores, con movimientos repetitivos y armónicos, no levantan la cabeza de lo que llevan entre manos.

Reciclator acompaña a Roc hasta una mesa donde un muchacho delgado y febril, calienta vidrio en un soplete mientras murmura constantemente el nombre de Wellington. Aunque se muestra hábil con las manos, da señales de que su tren del razonamiento descarriló en algún lugar lejano.

- ¿Quién es? - pregunta Roc. Me resulta familiar...
- Lo dudo – contesta Reciclator. Se trata de Ferran, un auténtico despojo humano. Fumador habitual de pieles de plátano. Cuando llegó aquí no recordaba ni su nombre. Le hice creer que era Napoleón Bonaparte para mejorar su autoestima y al principo funcionó... pero desde hace dos días, cada vez que se le rompe una figura de vidrio acusa al Duque de Wellington.
- ¡Maldito Wellington! - grita Ferran al romperse el caballo que estaba haciendo en ese momento. ¡TE MATARÉ, MALDITO BASTARDO INGLÉS! - ruge con una buena dosis de ira incontenible.
- Enfermera, una mamada al vidriero loco para que se calme, por favor – ordena Reciclator. Ya ve usted que nos gusta tratar bien a nuestros clientes, por llamar de alguna manera a toda esta gentuza...

Roc tarda algunos segundos en alejar su mirada de la maravilla de enfermera que acababa de aparecer junto a Ferran... pero la zarpa de Reciclator lo agarra con firmeza hasta llevarlo a un rincón lleno de botellas vacías.

- Bien, bien, bien. Este va a ser, a partir de hoy, su lugar de trabajo. Le voy a contar en qué consiste. Es tan sencillo que hasta alguien tan estúpido como usted lo entenderá. Esas botellas que hay aquí, son una metáfora de todas las que se ha bebido en los últimos meses. Ahora usted deberá cogerlas una a una y grabar sus recuerdos en ellas. Los buenos recuerdos, los malos recuerdos, los recuerdos calientes, los recuerdos de mierda... absolutamente todos.
- Yo no sé grabar – dice Roc algo sombrío.
- Claro, claro – responde Reciclator. Usted no sabe grabar porque no es un aparato de radio cassette, ¿verdad? ¿VERDAD?
- No - dudó Roc.
- Pues ahora SÍ. Porque yo soy un jodido mago. Ahora usted es un precioso aparato de radio cassette, yo le doy al REC – dice Reciclator tocando la frente de Roc - y puede grabar todas esas botellas con sus recuerdos. Empiece y no pare hasta que termine la última de ellas – ordena Reciclator antes de desaparecer.

Nos vemos party

"Money de Mürfila" by Tarifeño

Los dados de Dios VI


BARCELONA, 2067 después de Cristo…

Cuando Dios se materializó junto a las ruinas del templo de la Sagrada Familia, no podía creer lo que sus ojos le mostraban. Cientos de cadáveres alfombraban los alrededores de lo que antaño fue la fachada principal. Los cuerpos mutilados, abrasados y destrozados eran como un gigantesco e irrealizable puzzle cárnico, con miles de piezas que lamentablemente ya no encajaban.

Los tanques seguían vomitando fuego contra los edificios, mientras que los aviones bombardeaban sin piedad cada rincón de la castigada ciudad. Tropas de personas de todas las edades, sexos y creencias religiosas disparaban descontroladamente, agrupadas en paranoicas guerrillas urbanas que se atacaban sin ningún criterio. Y las miles de almas que se liberaban a cada segundo, flotaban aturdidas en el limbo, huérfanas de guías en forma de ángeles o demonios que las recogieran. Y lo que era mucho peor… sin ningún lugar a donde ir.

La mayoría de los ángeles sollozaban inconsolables, escondidos en los lugares más altos del planeta, intentando acercarse inútilmente a su ahora inexistente hogar. Maldecían arrepentidos todos sus errores, conscientes de haber provocado la ira de Dios y la desaparición del Paraíso.

La mayoría de los demonios, una vez enterados de lo ocurrido en el Infierno, permanecían escondidos en el subsuelo terrestre, esperando el castigo de su Señor. Sabían que tarde o temprano vendría en su busca. Sabían que los encontraría. Y eso les horrorizaba hasta enloquecerlos…

Dios meditó durante unos segundos. Con una tristeza infinita, que se derramaba por sus ojos, alzó los brazos como queriendo tocar las nubes con las manos. Y cuando dejó de apretar los puños con fuerza… la raza humana ya había dejado de existir. El silencio que se hizo a continuación fue sepulcral, sólo roto por el macabro goteo de los aviones estrellándose contra el suelo.

Ángeles y demonios sintieron la sacudida cósmica provocada por la repentina ausencia de la humanidad. Pero tuvieron tan sólo unos segundos para sentir mucho miedo… antes de desaparecer ellos también en el olvido divino. Sin seres humanos, ni ángeles, ni demonios fue fácil para Dios encontrar a Satanás, merendando en una hamburguesería…

- Te lo dije… NO es tan fácil como parece. Hacer que se quieran, se amen, se respeten y todas esas cosas que discutimos hace una eternidad es una quimera imposible - dijo el Señor de las Tinieblas. Deberías intentarlo de nuevo, pero esta vez prueba… con amebas, por ejemplo.
- Es culpa mía… - dijo Dios sin escuchar a Satanás. Al cabo de los milenios me relajé, no presté suficiente atención a las señales… a lo que estaba sucediendo en la Tierra. Incluso me dejé engañar por los míos – reflexionó Dios.
- Venga, ¿les damos otra oportunidad, estimado colega? – preguntó Satanás, guiñándole un ojo pícaramente.

Al Señor de los Cielos se le iluminó la cara de nuevo. Esbozó una leve sonrisa y rebuscó entre su legendaria túnica blanca. Sacó tres maravillosos dados de oro macizo, con rubíes engarzados. Jugueteó con ellos, los acarició con ternura y les regaló un soplido de la suerte.

- Está bien. Empezaremos de nuevo. El número más alto elegirá – dijo mientras lanzaba los dados. Durante unos interminables segundos, éstos bailaron, rodando libremente por el suelo hasta detenerse.
- Cuatro, seis y seis. Dieciséis. Vaya… una tirada difícil de superar – gruñó el Señor del Averno, mientras recogía los dados, observándolos con una mezcla de curiosidad y desconfianza. ¿No estarán trucados, verdad? – añadió.
- Venga ya, maldito viejo gruñón de los Infiernos. Lanza de una vez y deja de gimotear – contestó Dios, risueño.

Satanás lanzó los tres dados muy arriba. Tardaron una eternidad en bajar. Y otra en dejar de girar sobre el suelo. Lo hicieron uno detrás de otro, en perfecta sincronización.
- Seis, seis, seis… ¡gané!, ¡gaNÉ!, ¡GANÉ!… lo siento mucho viejo amigo… pero elijo una vez más el Infierno – exclamó Satanás con alegría, mientras Dios sonreía para sus adentros.

- Cuando tenga terminado mi nuevo Infierno, me gustaría recuperar primero a mis demonios. Con la venia de Su Señoría, por supuesto. Y luego te mandaré a uno de ellos a la Tierra… - dijo el Señor de las Tinieblas, mientras montaba a lomos de un Cerbero algo confundido.
- Bien. Yo haré lo mismo. Una vez estrene mi Paraíso, enviaré a uno de los ángeles… ya veremos si encuentro alguno medianamente bondadoso – respondió Dios, antes de desaparecer entre una nube de polvo blanco.

Shiro Tetsu

Tokyo

Human Trash

Las doce de la noche. La maldita hora de las brujas. Un bar de ciudad. Un nombre curioso. El Paraíso. Y sólo dos personas en ese paraíso. Desgraciadamente están vestidas. La camarera, con una paciencia infinita, soporta los últimos estertores de su cliente. El cliente, acostado sobre la barra, apura el último trago de algo que debe llevar mucho alcohol. Su tráquea está inmunizada. Su hígado sigue sufriendo en silencio. Otro drama urbano...

- Ponme una copa más, Joana... - pide el cliente con apenas un susurro de voz.
- Esa no es una buena idea, Roc. Has bebido demasiado – contesta ella con dulzura.
- Una más, por favor. Una más y me largo. Sólo una puta copa más... - suplica él.

Joana conoce la triste historia de Roc. Tal vez por eso le sirve una puta copa más. Roc se la bebe. Porque sabe que sólo bebiendo en abundancia su mente no le tortura con lamentables recuerdos. Sólo bebiendo a mares su cerebro se sumerge en un océano sedante, frío y libre de peces. Un océano muerto que desde hace meses oscurece el ya tenue brillo vital de Roc. Un océano negro como la realidad que, una vez más, envuelve lentamente al pobre muchacho...

Roc despierta. Está tumbado sobre algo que bien podría ser una cama. Evidentemente no es la suya porque huele bien. Echa un vistazo a su alrededor sin apenas mover la cabeza, en un gesto camaleónico que no le honra. Todo está terriblemente oscuro. Silencioso. Lo que más le preocupa a Roc es la ausencia de dolor de cabeza. Lleva meses con la desagradable compañía del dolor de su cabeza todas las mañanas. Lleva semanas con una jodida resaca diaria. No sentirla le hace pronosticar lo peor, porque el cerebro es cruel por naturaleza...

- Levántese, por favor – suena una voz en la cabeza de Roc.
- ¿Eh? - balbucea Roc sorprendido.
- Levántese. No tenemos todo el día – repite la voz.

Roc se incorpora, duda hasta dos veces en un breve espacio de tiempo y se levanta. Delante de sus narices aparece, entre la penumbra, una mesa con un tipo detrás. El tipo, de inquietante aspecto, le señala una silla, invitándolo a sentarse. Roc obedece sin oponer resistencia.

- Muy buenas – saluda el tipo a Roc.
- ¿Estoy muerto, verdad? - pregunta Roc alarmado pero sin tapujos.
- ¿Le parezco una enciclopedia, señor Roc? No. Y ¿sabe por qué no? Yo se lo diré. Porque no soy una jodida enciclopedia, señor Roc – contesta el tipo.
- Oh, Dios mío, estoy muerto... - afirma Roc, lloriqueando.
- Por favor, señor Roc. Deje de gimotear como una nenaza. Y escúcheme bien. Le voy a contar una historia fascinante. Mi historia. Yo soy un Reciclator. Mi función vital es reciclar la basura. Mi especialidad, la basura humana... como usted. Es un trabajo asqueroso pero a) Alguien tiene que hacerla y b) De alguna manera me pagan bien. Si consigo reciclarlo, y no hablo de mejorarlo convirtiéndolo en una babosa, lo puedo reinsertar en lo que usted llamaría su realidad. Si no consigo reciclarlo... bueno esa es una triste historia llena de fuego, dolor y tinieblas...
- Cuéntemela... - suplica Roc. Soy una persona curiosa...
- Acompáñeme – le ignora Reciclator.

jueves, 2 de mayo de 2013

Dori Roldán

Castelldefels

Los dados de Dios V


HIROSHIMA, 6 de agosto de 1945...

Maddah echó un vistazo a su alrededor. Cientos de ángeles y demonios estaban ya posicionados, esperando pacientemente el preciso momento para actuar. Nos hemos convertido en algo peor que buitres - pensó. Un extraño silencio se pegaba a todo su ser, incomodándole más si cabe. Iba a suceder algo terrible. Lo sabía. Todos lo sabían…
Maddah notó una presencia familiar a su espalda y se giró lentamente.

- Hola Habbeh – dijo el ángel, saludando con grandes dosis de indiferencia.
- Muy buenas, Maddah. Observo con asombro que vosotros también lo habéis notado – respondió el demonio con cinismo. Aquí va a pasar algo muy gordo, muy… pero que muy gordo…
- Llevamos días percibiendo algo terrible en esta zona. No sabemos exactamente ni qué, ni cómo sucederá, pero creemos que miles de almas quedarán libres en un intervalo de tiempo muy pequeño – reconoció el ángel, con tristeza.
- Qué pena… ¿verdad? – añadió irónicamente el demonio. Corren buenos tiempos para nuestro oficio, ¿sabes? He estado en Alemania, en Inglaterra, en Francia; también pase algún tiempo en Rusia, donde por cierto trabajé como nunca antes lo había hecho. Obtuve un ascenso y todo, chico bueno… deberías felicitarme. Han sido unos años gloriosos – respondió con una sonrisa satánica en los labios…
- Han sido unos años desastrosos. Nunca antes la humanidad había alcanzado cotas de locura y destrucción semejantes –replicó el ángel de luz. Y para acabar de empeorar las cosas sólo ha faltado que vosotros rompierais el pacto…
- Que te follen, Maddah. Yo no he roto nunca nada. No pueden decir lo mismo muchos de los vuestros, que sí se han convertido en cuatreros de almas. Sois tan repugnantes como nosotros… o quizás incluso más. Lo nuestro es genético, somos malos por naturaleza ¿entiendes, idiota? Pero se supone que vosotros sois ángeles buenecitos que no deberían cometer semejantes fechorías…

Un descomunal resplandor interrumpió salvajemente la discusión, tragándose toda la realidad que rodeaba a Maddah y Habbeh. El estruendo que le siguió fue ensordecedor incluso para los seres de luz y de sombra. Durante unos segundos, el tiempo dejó de existir. Y mientras miles de almas flotaban confundidas sobre una Hiroshima carbonizada y en llamas… ángeles y demonios alzaron el vuelo velozmente, ondeando sus crueles e injustas redes, preparados ya para la cacería más grande de la historia…

El finiquito

by Tarifeño

Los dados de Dios IV


ZARAGOZA, 1485 después de Cristo…

María había sido condenada a morir en la hoguera por bruja. Algo habitual en la época. Era una muchacha muy joven, muy bella y muy humilde, cuyo único delito había sido deslumbrar al hombre equivocado. La envidia mata, sobretodo cuando además de ser envidiada, eres una insuperable molestia para la doncella más rica y más fea de la comarca. Decenas de repugnantes personas esperaban ansiosas presenciar el macabro espectáculo. Detrás de la asquerosa multitud, tan cerca y sin embargo muy lejos, se encontraron Maddah y Habbeh.

- Que sorpresa verte por aquí, Habbeh – dijo Maddah con una inocente sonrisa. ¿Puedo saber a qué se debe el honor? - preguntó el ángel de luz.
- Es evidente ¿no? Van a quemar a una bruja. Yo haré mi trabajo y recogeré con sumo cuidado su alma. Luego nos daremos una vuelta por el Averno – respondió jocosamente el demonio.
- Perdona, pero has hecho el viaje en vano. El alma de María es mía. Su ánima será llevada al Paraíso porque es una buena persona –dijo Maddah algo más tenso de lo habitual en un ángel de luz.
- Mira, idiota. María es una bruja. Ha sido condenada por vuestra Iglesia y se quemará primero en la plaza y después en el Infierno –replicó Habbeh con una crueldad infrahumana.
- ESA no es nuestra Iglesia, maldito engendro del demonio. Y el alma de María se vendrá conmigo - dijo el ángel con acritud. Te recuerdo que hay unas reglas que cumplir; las almas bondadosas para nosotros; las almas malvadas para vosotros... está escrito – sentenció.
- No me apetece discutir contigo, majadero. Hoy no. Pero nos volveremos a ver... – contestó Habbeh con una mirada rellena de odio.
- No tengo la menor duda – finalizó Maddah, mientras prendían fuego a la hoguera, entre la nauseabunda algarabía de la multitud…

La escalera


Un hombre desnudo sobre la nieve. Hecho un ovillo humano. Un mar de nieve. Un inmenso manto blanco, inmaculado. El hombre, tirita de un frío descomunal. Inhumano. Siente como las agujas del horror le atraviesan todo el cuerpo. El dolor en estado puro. Quiere morir lo antes posible. Dejar de sufrir...

- No puedes morirte, imbécil. Ya estás muerto...

La voz le llega clara y rotunda. Le envuelve. Le rodea y a su vez sale de su propia mente. Trata de articular palabra. De transformar sus pensamientos en voz. Pero el dolor no le permite mover ni un músculo de su mandíbula...

- No necesito oír tu voz. Puedo escuchar perfectamente tus pensamientos...
- Quiero morir – piensa. Por favor... no soporto este dolor... quiero morir.
- De eso ya hemos hablado, ¿recuerdas? Estás muerto. No puedes remorirte. Ese verbo no existe en ninguna lengua.
- Dios Santo. ¿Dónde estoy?
- Ya tardabas en nombrarlo. Tengo que darte otra mala noticia. Estás en el Infierno... concretamente el mío.
- ¿En el Infierno? ¿Con este frío de mil demonios?
- Exacto. ¿Qué quieres que le haga?... Has llegado en invierno... Espérate al mes de agosto y ya me contarás...
- Pero... Pero... ¿por qué? Yo he sido una buena persona...
- Ya. Eso dicen todos. Mira, reclamaciones las mínimas. Yo vengo a ser un funcionario, para que nos entendamos. Pero si te sirve de algo, te diré que estás aquí porque así lo has decidido tú.
- ¿Yo?
- Sí. Siempre creíste que tantas pajas te llevarían al Infierno. Ese convencimiento se ha materializado y aquí estás. Congelándote de frio toda la eternidad...
- Pero dijiste que en agosto...
- Muy cierto. En agosto te abrasarás toda la eternidad. Muy pronto verás que aquí el tiempo es relativo. Con un poco de suerte podrás hablar de ello con Einstein...
- Pero no es justo...
- Tienes razón. Pero tú lo creíste. ¿Has oído alguna vez eso de que la fe mueve montañas? Pues es cierto. Y tiene cojones que lo diga yo, pero es lo que hay. De todos modos, me tomo algunas licencias cuando veo cosas raras. Hablando en plata, pienso que no deberías estar aquí. Alguien tan idiota como para creer toda su vida que debe ir al Infierno sólo por hacerse pajas merece estar en el Cielo. Pero antes deberás pasar por el Purgatorio. Lo siento. Yo no escribí las reglas. Hay una escalera que lleva al Purgatorio. Encuéntrala y lárgate de aquí de una puta vez...

La voz desapareció. El dolor se intensificó. El descomunal frío volvió a invadir toda su existencia. O mejor dicho, su no-existencia. ¿Cómo iba a encontrar la escalera si apenas podía pestañear? Su cuerpo estaba congelado. Y hasta donde alcanzaba su mirada, solo se podía ver un manto inerte de nieve. Claro que no se había girado en ningún momento. La escalera podía estar justo tras él. Era la única alternativa al dolor eterno. Se dejó caer hacia delante. Su carne sintió las garras de la nieve sobre sus brazos, sobre su espalda, sobre su piel. Sus ojos se abrieron como platos al ver una gigantesca escalera de caracol a poco menos de 10 metros de donde estaba.

Es difícil calcular qué tardó en recorrer esos 10 metros. Media hora sobre la nieve helada, bajo el sufrimiento absoluto puede ser toda una eternidad. Arrastrándose entre el dolor y la esperanza, ganando milímetro a milímetro al horror, fue acercándose a la brillante escalera de caracol. Una escalera que desprendía algo parecido al calor. Cuando sus manos por fin la tocaron, todo su cuerpo sintió un alivio indescriptible en términos puramente humanos. Pudo levantarse por primera vez en mucho tiempo, o en el concepto de mucho tiempo que recordaba de su otra existencia terrenal. Y mientras empezaba a subir lentamente la escalera que le llevaría al Purgatorio, notó como se le clavaban en los huevos unos cuernos salidos de la escalera de caracol. Y aceleró el ritmo de la marcha entre las risas diabólicamente divertidas que le perseguirían durante los próximos diez mil peldaños...

Dream team by Sandesu

"Dream team" fotografía realizada por Evita Sandesu

Los dados de Dios III


MESOPOTAMIA, 2.700 años antes de Cristo...

Agah era, básicamente, un buen hombre. Un buen esposo, puesto que amaba ciegamente a su escultural mujer. Un buen padre, ya que adoraba a sus hijos más que a nada en este mundo… aunque éstos intentaran, a menudo y sin éxito, sacarle los ojos. Alto, fuerte y robusto, de rostro sonrosado, cejijunto y muy trabajador, se pasaba labrando el campo de sol a sol, como su difunto padre. Era muy querido por casi toda la comunidad, debido principalmente a su carácter afable y a lo barato que vendía los higos, los plátanos y los dátiles…

Gilghames era, básicamente, una mala persona. Alto, fuerte y robusto, de rostro cerúleo, cejijunto y vago, odiaba casi todo aquello que se movía sobre dos patas. Era un tipo mezquino, ruin y envidioso, bueno para casi nada. Una maldita noche, al parecer debido a un turbio asunto relacionado con higos, mató cobardemente, con alevosía y nocturnidad, al bueno de Agah.

El alma de Agah, al salir despedida de su frágil recipiente, fue recogida con sumo cariño por un ángel de luz llamado Maddah que, batiendo sus enormes alas blancas, le llevó en brazos hasta las mismísimas puertas del Paraíso…

Gilghames fue descubierto, juzgado y ejecutado por sus actos, aunque no hay documentos escritos que confirmen que sucediera exactamente por este orden. El alma de Gilghames, al salir despedida de su frágil recipiente, fue recogida con desprecio por un demonio llamado Habbeh que, batiendo sus enormes alas negras, lo arrastró hasta las mismísimas puertas del Infierno.

No os hemos olvidado


¿Quién eres tú?


¿Me lo preguntas en serio? No creo que realmente quieras saberlo. Te costará encajarlo, créeme. Soy el jodido Centro del Universo. El Observador de todo lo que me rodea. Tú existes única y exclusivamente porque yo te contemplo. Cuando yo duermo... flop... pasas a ser nadie. Nada. No me preguntes por qué duermo. No lo sé. Y los putos empíricos, esos científicos de mierda que nos cuentan que hace 4.500 millones de años que se formó la Tierra tampoco. No tienen ni idea. 4.500 millones de años. Qué fácil es decirlo. Y ¿por qué no 5.600? ¿O 7.000? Alguien debería sacar la basura de su cerebro...

Por donde iba. Ah, sí... hablaba sobre quién soy. Porque tu lo preguntaste. Te atreviste a preguntarlo. Querías respuestas y yo voy a dártelas. Empezaré por el principio, hace 4.500 millones de años. Nos han jodido. No recuerdo apenas nada de mis primeros años de vida, salvo despertarme junto a una zulú y llorar mucho. Dormir, comer, cagar. Dormir, comer, cagar. El cerebro humano debe sentirse orgulloso de semejante logro. Mi infancia fue feliz. Feliz es la palabra. Era tan afortunadamente ignorante, tan alejado y abducido de la realidad, tan protegido por mis padres del repugnante entorno que tuve una infancia de puta madre. Creí en los Reyes Magos hasta 4º de EGB. Ahora en 4º los niños ya se la pelan con fotos de Beyonce. Yo tuve infancia, joder. Yo jugué. Yo soñé que volaba...

Mi adolescencia ya fue otra cosa. Granos. Muchos granos de pus. Me encantaba reventarlos contra el espejo. Era asqueroso. Los médicos, esos grandes pozos de sabiduría me decían “eso cuando hagas el cambio se te va”. Llevo toda la puta vida esperando el cambio. Pero volvamos otra vez atrás en el tiempo. La sangre alterada, las hormonas bombardeando mis testículos y serias dificultades para encontrar mi sentido de la orientación sexual. A los 17 años, sin haberme comido un rosco en la vida opté por una salida digna: me hice hermafrodita, que es una palabra que me gusta bastante. Yo fui unos de los primeros neandertales del frikismo pero Santiago Segura se llevo los laureles. Sin embargo, años más tarde, yo me quedaría con la mejor de sus Torrente...

Cada vez que me he enamorado me he casado y he tenido un hijo. Es un patrón de comportamiento. Nunca he dado el primer paso para eso de la paternidad. De hecho, si alguien hablaba de chupetes, yo me escondía en la nevera, en el cajón de las verduras y los cobardes. Pero eso fue hace tiempo. En una galaxia muy lejana. He aprendido que el miedo a perder lo que más amo, que paradójicamente son mis hijos, me lleva a la ira, una ira incontrolable; y la ira se transforma rápidamente en odio, un odio visceral y exterminador; y ese odio me sumerge en lo más profundo del Lado Oscuro. Lo jodido es que me siento muy a gustito en el puto Lado Oscuro. Me siento fuerte. Me hace fuerte. Si alguna vez muero, cosa que dudo mucho porque eso significaría el fin de tu existencia, me quemaré en el Infierno.

El Infierno existe. Está demostrado empíricamente... igual que el color de la piel del Tiranosaurio, la existencia de Jesús de Nazaret, la galaxia de Andrómeda (donde pienso ir a veranear en agosto si le cambio las ruedas al Trasbordador Espacial) o de qué color era la mierda que cagaba un Triceratops, por cerrar el círculo en el Jurásico.

¿Sabes? Realmente no sé quién soy. No tengo ni puta idea de para qué estoy aquí. No sé dónde voy. Y sinceramente, me importa muy poco. Lo único que sé con toda seguridad, es que soy el jodido Centro de Tu Universo. ¿Es duro, eh? Absolutamente todo... TODO... me rodea, me envuelve, gira a mi alrededor... y eso me hace terriblemente poderoso. ¿Qué quién soy? Soy aquél que te da la vida solo por el hecho de observarte... llámame Dios, si eso hace sentirte menos insignificante...

Somos legión

Parte del equipo de LCdS nos ppaseamos por las calles de Sitges

AP 9:18


Conozco a alguien que, con tan solo 5 años, tenía pesadillas. Pero hubo una que se fue repitiendo con frecuencia durante toda su infancia. Muchas veces. El niño creció y la pesadilla desapareció. Tuvo otras. Más sofisticadas. Ha pasado mucho tiempo. Una eternidad. Y sin embargo, hoy tengo la necesidad de contarlo, de poner esta pesadilla por escrito, sin saber muy bien el porqué...

El niño está sobre un mar de metal. Algunas veces es literal. Otras, pura metáfora. Va vestido con un jersey color hueso de cuello de cisne y unos pantalones tiroleses a cuadros. Calcetines blancos y zapatitos de niño. Que podrían ser de niña por su aspecto. Pero no. Es, sin lugar a dudas, el atardecer más silencioso de su vida. La escasa luz que proviene del horizonte le da un aspecto fantasmal a lo que en su día fue una ciudad, ahora convertida en un montón de escombros. Escombros oscuros y metálicos. Es importante hacer hincapié en lo de metálicos. A pesar de la dantesca situación, el crío no tiene miedo. Mira detenidamente a su alrededor. Sabe que lo que ha sucedido es lo mejor que podía pasar. Borrón y cuenta nueva. El caos que precede al orden. El principio de una nueva era...

El silencioso y cada vez más oscuro horizonte emite, de repente, un murmullo lejano. Un ruido irreconocible para el niño. Un rumor, un masticar metálico que, muy lentamente, parece acercarse. Irremisiblemente. La fisonomía de ese imperturbable y oscuro horizonte parece ondear. El niño, por primera vez, siente algo de temor. Algo. Sin exageraciones. Lo justo. Cualquier otro ser humano ya se hubiera meado en los pantalones. El ruido crece por momentos, acompañado por lo que parece una gigantesca ola de escombros metálicos. Redundante. Lo reconozco. Una ola que se dirige hacia el pobre niño. Un niño que, a pesar de su corta edad, sabe perfectamente que correr no es una opción. Un pequeño que observa crecer la gigantesca ola formada por lo que alguna vez fue su mundo. Un mundo hecho pedazos. La ola jamás le alcanzará. Es la maravillosa grandeza de despertar en otro lugar...

Ese niño fui yo. Tal vez por eso no me da miedo ver como se destruye vuestra civilización. Creo que es algo que he esperado toda mi vida. Algo que ya ha sucedido millones de veces antes. Y que irremisiblemente volverá a suceder durante toda la eternidad. Sin duda ha llegado el momento de afinar mi trompeta...


“Y por estos tres azotes fue muerta la tercera parte de los hombres: el fuego, el humo y el azufre que salían de sus bocas.”

El lado oscuro

May the force be with you

miércoles, 1 de mayo de 2013

Los dados de Dios II


PARAÍSO, más allá del tiempo y del espacio...

Las almas que en su día fueron malas personas se hartaron de tantas pamplinas. Se organizaron y prepararon una revuelta. La revolución de las ánimas. La guerra estalló y todo el odio acumulado durante milenios sirvió para convertir el Paraíso en un auténtico INFIERNO. Dios, perplejo, ordenó que cesara la lucha. Pero nadie le obedeció. Sus ángeles se confundían con los millones de almas que luchaban entre sí. El Señor de los Cielos interrogó a uno de sus más fieles arcángeles, el cual –muy apesadumbrado- reconoció que el modus operandi utilizado durante los últimos siglos tal vez no había sido el más correcto. Avergonzado, contó a su señor la verdadera esencia de todo lo acontecido. Y Dios, enloquecido por la traición de los suyos, hizo desaparecer todo el Paraíso en un abrir y cerrar de ojos. Y después, muy enojado, se dirigió hacia la Tierra...

Los dados de Dios


INFIERNO, más allá del tiempo y del espacio...

Las almas que en su día fueron buenas personas se hartaron de tantas humillaciones. Se organizaron y prepararon una revuelta. La revolución de las ánimas. La guerra estalló y todo el odio acumulado durante milenios sirvió para convertir el Infierno en un auténtico INFIERNO. Satanás, divertido en un principio ante aquellos acontecimientos y perplejo al cabo de un tiempo razonable, ordenó que cesara la lucha. Pero nadie le obedeció. Sus hordas diabólicas se confundían con los millones de almas que luchaban entre sí. Satanás interrogó a uno de sus más fieles demonios, el cual – muy apesadumbrado - reconoció que el modus operandi utilizado durante los últimos siglos tal vez no había sido el más correcto. Avergonzado, contó a su señor la verdadera esencia de todo lo acontecido. Y el Señor del Averno, enloquecido por la traición de los suyos, hizo desaparecer todo el Infierno en un abrir y cerrar de ojos. Sólo Cerbero, el eterno guardián, se salvó de la ira del Señor de las Tinieblas. Y Satanás, montando sobre su fiel can, se dirigió hacia la Tierra...

La hija del mafioso

Fotograma de la película "Los caminos del Señor son inescrutables", interpretada por Marta Latorre

La carretera 109


Jueves. Es de noche. Pero no hay luna. Llueve a cántaros. Las dos figuras se miran fijamente, separadas por la Carretera 109.

A lo lejos viene un coche a gran velocidad. Lo pilota un hijo de puta con suerte. Luce unas gafas negras, por si algún día varía bruscamente la rotación de la Tierra y sale el Sol a las dos de la madrugada. Su sangre es puro Jack Daniels. Lleva 20 kilómetros disfrutando de una mamada tan comercial como excepcional. Busca urgentemente un motel para poder follárse a su puta hasta hacerle llorar esperma. Todo un caballero…

- ¿Esperas a alguien, capullo? – pregunta Acham entre relámpagos.
- Espero a una prostituta, maldito engendro del infierno.
- Qué casualidad, yo espero a un hijo de puta… igual son família.
- Lo dudo – responde Baraquiel, algo incómodo por la inesperada presencia del demonio.
- ¿De qué muere tu puta, capullo? - pregunta Acham como si le importara algo.
- Se ahoga en esperma – responde el ángel. ¿Y el tuyo, Acham?
- Se destroza el esternón contra aquél puto árbol de allí.

El coche enfila por la Carretera 109. Jones no aguanta más. Lleva una semana sin correrse por motivos geográficos y la maldita zorra le está haciendo una mamada divina. Sin duda merece subir al cielo de rodillas. Jones siente como empieza a resecárse su médula espinal. Siente rigidez en el esternocleidomastoideo. Señal inequívoca de que el orgasmo está a punto de salir expulsado violentamente en forma de leche por su magnífico capullo…

Dios lanza un dado y saca un jodido 1. Enfadado patea una nube donde tres ángeles tocan el arpa, imitando torpemente a Harpo Marx. Se produce un silencio agradable. Satanas lanza su dado y saca un 6. Sonríe y bonifica a la prostituta con unas tragaderas sobrenaturales. Einstein estaba equivocado. A Dios le encanta jugar a los dados. Perder ya es otro tema…

Jones se corre a litros. El coche zigzaguea en cada bombeo de semen. GLUP, derecha, GLUP, izquierda, GLUP, derecha. La prostituta consigue, no sin dificultades, ir tragando toda la proteína de su jodido cliente. Jones pierde el poco sentido que le quedaba, pero lo recupera de inmediato para poder esquivar un árbol que bien podría ser un ciprés. O un castaño. Sin embargo, no puede evitar llevarse por delante a un tipo con unas enormes alas. El impacto viene acompañado de un FLOP y una lluvia de plumas blancas. Al otro lado de la carretera se oye una risotada diabólica y un ataque de tos. Jones se hace con el control del coche y de su mente, y pisa de nuevo el acelerador. La prostituta se reincorpora sonriendo, ajena a la realidad.

- ¿Qué te ha parecido, maldito cabrón?
- Pues me parece que acabo de atropellar al jodido gallo Claudio.
-¿Qué? – pregunta la puta como si supiera quién es el gallo Claudio.
- Nada. Olvídalo – contesta Jones, alejándose de la Carretera 109 como alma perseguida por el diablo…