viernes, 3 de mayo de 2013

Human Trash III


Roc coge una botella, inseguro de lo que debe hacer con ella al estar vacía por dentro, y la acerca al torno. Sin saber cómo, empieza a tallar en el vidrio el primer recuerdo que pasa por su mente. Es un recuerdo triste. Razonablemente malo. Y difícil de pulir. Una vez terminado ese recuerdo, siente la necesidad de coger otra botella y tallar el segundo recuerdo, un recuerdo tan absurdo que inunda sus ojos de lágrimas. Cada recuerdo tallado en vidrio genera la imperiosa necesidad de empezar a grabar el siguiente. Talla uno tras otro todos y cada uno de los recuerdos que le curtieron el alma. Y los que se la jodieron. El espacio y el tiempo se fusionan en la mente de Roc, dejando de fluir o fluyendo a velocidad lumínica. Incansable, Roc consigue terminar con todas las botellas. Es entonces, después de casi una eternidad, cuando Reciclator vuelve.

- Un trabajo formidable señor Radio Cassette. Impresionante – sentencia Reciclator.
- Me llamo Roc, señor – contesta el muchacho con humildad.
- Roc, sí, claro. Ahora señor Roc, seleccione de todos sus recuerdos grabados los peores... no los malos, los que realmente le han jodido la vida... y láncelos contra esta bonita pared de ahí – ordena Reciclator.
- Pero... pero se romperán... - aporta Roc.
- Es usted un observador nato de las leyes físicas de la naturaleza ¿Se romperán? Pues claro que se romperán, idiota. De eso se trata. De romperlos. De eliminar los putos recuerdos de mierda para poder acabar de una vez por todas su jodido reciclaje y enviarlo de vuelta a la realidad de donde vino... Lo antes posible... Rompa sus peores recuerdos, señor Roc.

Roc selecciona cuidadosamente las botellas grabadas con sus peores pesadillas, sus peores momentos, sus recuerdos de mierda. Y los lanza, uno a uno, contra la pared, destrozando en mil pedazos cada uno de ellos. Y entra en un estado de euforia. Y enloquece lanzando sus peores recuerdos contra la jodida pared. Al cabo de un rato. Cuando termina, se siente un hombre distinto...

- Tome. Ahora me barre todo este estropicio que ha organizado – le dice Reciclator ofreciéndole una escoba.
- ¿Qué? - responde Roc incrédulo.
- Que barra, coño. Que ha dejado todo esto hecho una mierda...

Roc barre sus pésimos recuerdos lentamente, hechos trizas, arrinconándolos en una de las esquinas del lugar. Más tarde aparecen unos tipos muy grandes que los meten en dos carretillas. Reciclator se acerca nuevamente a Roc:

- Con los residuos del vidrio, hacemos una especie de sopa donde introducen a todos aquellos que no superan el proceso de reciclaje. Una sopa deliciosamente caliente...
- Aaah – contesta Roc.
- Te vas – le dice Reciclator con una sonrisa.
-¿Cómo? - pregunta Roc
- Así – contesta Reciclator dándole una enorme ostia que le cruza la cara.

ROC abre los ojos y ve claramente el techo de su casa. Se toca la mejilla. Sabe que ha pasado algo muy grande pero no tiene ni idea de lo que ha sido. Mira hacia la mesilla de noche donde siempre ha tenido un despertador. Son las ocho de la mañana. No recuerda qué día es. Su mente lucha incansable contra algo que no sabe reconocer. Y pierde. Roc trata desesperadamente de saber qué pasa pero sigue sin pasarle nada. Nada malo. No siente dolor en su corazón. Y eso le hace jodidamente feliz. Sonríe. Vuelve a mirar hacia su mesita de noche y entonces la ve. Una botella de vidrio grabado con un tipo que le sonríe. Y cuando trata de levantarse para cogerla, una mano dulce, tierna y delicada le agarra por el pelo estirándole salvajemente mientras le suplica:

- Quédate un poco más, cariño... hoy es Domingo de Resurrección...

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